Blog de Cristian Fiedler

Dedicado a quienes gustan de la tecnología, en especial a la relacionada con La informática, la Inteligencia de Negocios, las telecomunicaciones, etc., etc..

domingo, 31 de enero de 2010

De la aplicación de mejoras y parches al desarrollo Off Shore

Luego de un paso de varios años de bastante éxito desempeñándome en diversas posiciones, todas en el ámbito de TI, en el Banco de A. Edwards, tuve la oportunidad de trabajar como Ingeniero de Sistemas en el Banco Español Chile – Organización Banco Santander. Esto fue a fines de los 80, donde las TI aun eran dominadas principalmente por los grandes Mainframes y los PCs recién estaban tomando vuelo. Mi misión: Formar parte del selecto grupo que tenía por tarea la migración de equipos con Sistema Operativo VSE a nuevos “monstruos” con MVS/XA.

Creo que no participé nunca de alguna actividad relacionada con la migración, ya que al corto andar se me asignó una tarea muy interesante: Hacer que la aplicación “Teleconsulta” dejara de ser un dolor de cabeza. ¿Qué era esta aplicación? En palabras simples, era un equipo tipo PC que permitía a los clientes del banco obtener sus saldos, cartolas y otra información en un kiosko autoservicio. La aplicación en sí, que yo NO construí, funcionaba relativamente bien siempre y cuando no ocurriera ningún problema exógeno, como falta de papel, corte de sumnistro eléctrico, polvo en las disketeras y un número casi infinito de posibles problemas, siendo quizá la falla de diskette la causa número uno de problemas y a su vez, el mas molesto ya que requería el reemplazo físico de los mismos. Esto en Santiago no era gran cosa, pero que pasaba en Punta Arenas, Valparaíso y en general en cualquier sucursal de provincia? La logística funcionaba bien pero aun así, la confianza en la Teleconsulta estaba por los suelos. A los pocos días de estuadiar la aplicación, le realicé un cambio muy simple pero a su vez extremadamente práctico que resolvía de una el problema de la falta de papel, ofreciendo al usuarios la posibilidad de desplegar la información por pantalla para que por lo menos viera algo mas que el mensaje de “No hay papel”. Esto era trivial, pero implicó crear 40 y muchos diskettes y había que repartirlos a todos lados y además asegurarse de que se realizara el cambio, lo que se lograba al solicitar devuelta los diskettes reemplazados. Cuando a la semana del envío de la nueva versión recibí desde una sucursal una carta con el diskette antiguo CORCHETEADO a la misma, cai en cuenta de que “había que hacer algo”. Teleconsulta se basaba por una parte, la de “cliente” en un programa Quick Basic y por otra, la de “servidor”, en transacciones Cobol/CICS por lo que SI había espacio para mejoras.

Me encerré durante unas 2 semanas en una especie de “garage” al que en el banco amablemente le decían laboratorio para solucionar “de una” el tema de la distribución de diskettes. Fue así como nació una nueva generación de la Teleconsulta que, basada en la característica “Merge” del lenguaje Basic, era 100% gobernada desde CICS donde los equipos remotos se “reportaban”, recibían actualizaciones y una serie de otras mejoras. Por supuesto que una vez mas hubo que distribuir diskettes por todo Chile, pero el cambio fue simplemente espectacular. A mi entender, este fue quizá uno de los primeros esbozos de lo que hoy nos parece algo estándar: Recibir parches y/o actualizaciones desde un lugar remoto. Esta experiencia volvería muy pronto a serme extremadamente útil. En fin, pasada la Teleconsulta, donde mi experiencia con CICS quedó de manifiesto, el banco me encargó el desarrollo de la conectividad con la naciente Redbanc, la red de ATMs de los principales bancos de Chile.
Esta nueva tarea permitió darme a conocer en el naciente mercado de los ATM y recibí la tentadora oferta de hacerme cargo de la parte tecnológica de la naciente Banlider, red de ATM de los “otros” bancos. Banlider fue simplemente espectacular hasta que lamenteblemente fue absorbida por Redbanc.


Poco antes de ese evento, migré a una empresa totalmente desconocida para mi y que resultó ser una verdadera y agradable sorpresa: EMERgency 24. ¿Qué es exactamente EMERgency 24? Originalmente y desde 1967, era una empresa dedicada al monitoreo de alarmas. Fue fundada por un chileno, Dante Monteverde y su oficina principal se ubica en Chicago Illinois.


Lo especial de esta compañía es que TODO el software se desarrolla en Chile en su “división de software” de la cual me hice cargo de su “gerencia de desarrollo”. EMERgency 24 sin duda debiera estar en los libros de historia por ser una de las primeras empresas en el uso del desarrollo “Off Shore” y cuyo primer sistema fue desarrollado por chilenos, Dante, su hermano Duilio y Carlos Silva, un trio para sacarse el sombrero. El software se desarrollaba en Chile sobre una plataforma “PLUTO” de Southwest Data Systems que lograba hacer que un PC se pareciera a un “Mai Basic Four” al cual se le conectaba terminales. Una vez mas, el “Merge” del Basic era el puntal del desarrollo, toda vez que a USA solo se enviaba, vía Modem, los trozos de código nuevo y no todo un conjunto de programas. Basada en esa misma lógica, EMERgency 24 fue aun mas allá y desarrolló un sistema que permitía “distribuir” la parte tediosa del monitoreo de alarmas, que es la mantención de contratos, detalles de la ubicación de sensores en las casas monitoreadas etc., hacia “dealers” que utilizaban un PC con el sistema “Chicago Connection”, sistema que transmitía novedades a la casa matríz y además se mantenía actualizado al recibir nuevas versiones y/o mejoras al sistema, una vez mas, vía Modem. En aquellos tiempos la prestigiosa empresa Sonda se arrogaba la exclusividad de desarrollo Of Shore lo que siempre nos causó algo de gracia, toda vez que EMERgency 24 nació en 1967 y desde sus origenes el desarrollo era realizado por chilenos y el software se enviaba hasta por correo normal. En fin, hasta el día de hoy sigo sosteniendo que a Chile lo único que le hace falta es reconocer sus propios logros, porque ejemplos como los aquí mencionados, hay en todos los ámbitos.

martes, 26 de enero de 2010

Primeros pasos: Un sistema para una industria Química

A finales de 1981, año en el cual el 12 de Agosto nacía el “IBM PC”, un amigo de la familia, socio de una empresa Química de Viña del Mar al saber que yo estudiaba algo relacionado con “Computadores”, se me acerca a preguntar acerca de “computación”. Sus conocimientos del tema no eran superiores a los de cualquier mortal de los que nacieron antes de la TV, por lo que una explicación no iba a ser tarea fácil…Antes de siquiera responder algo, pregunté cuál era el objetivo real de su curiosidad y la respuesta fue por decir lo menos, inesperada. En la práctica no le interesaba gran cosa sino que saber precios ya que quería “sistematizar” las operaciones de la empresa porque intuía que mas temprano que tarde, las empresas abrazarían la tecnología y ellos NO podían quedar atrás. En palabras simples, nuestro amigo no sabía que había que hacer pero quería hacer algo. Esto era una oportunidad de oro para un estudiante en sus últimos años por lo que NO dudé en aceptar el desafío. Antes e seguir con los detalles, cabe hacer un paréntesis para situarse en la época y de que se disponía. Las grandes empresas tenían sus grandes equipos ya sea IBM, Burroughs, Texas Instruments, Honeywell, NCR, DEC, y otros monstruos de valores estratosféricos. Por otro lado, existían los primeros microcomputadores basados en el famoso Z80, Atari 400, 800, etc., Commodore, Tandy TRS-80, algunos Apple 2, etc.. Nada de esto era realmente orientado a las empresas sino a algunos locos o fanáticos de la tecnología y punto.

Ahora bien, volviendo a nuestro amigo, el visualizaba la computación como teclados conectados a un televisor y por ende los costos debían ser “razonables”. Antes de pensar en un sistema tuve que confesarle que lo mas probable es que los costos fueran “altos” al punto que, descontando mis propios honorarios, quizá podría cambiar mas de algún auto… Lo mas increíble que a pesar de todo no se amilanó y con sus socios decidieron dar el gran salto: Pasar de un procesamiento 100% manual a controlar lo básico como Cuentas Corrientes de Clientes, Inventario y Facturación en una modalidad sistematizada.

El desafío: Hacer un sistema “simple” para usuarios que jamás habían tenido interacción alguna con la computación. Compré un computador VECTOR CPM 5800 con 2 disketteras externas de 5 ¼ “ “Hard Sectored” cuya capacidad era increíble para la época: 798 KB. (IBM PC salió al mercado con unidades de 360Kb mientras que la mayoría de los diskettes de 5 ¼” solo almacenaban 140Kb) En fin, con ese Hardware, y sin un lenguaje mas que el “Monitor” de la máquina y una versión muy precaria de Basic (sin archivos indexados por lo que todas las “claves” se confeccionaron con técnicas de “hashing”), en un plazo menor a 1 mes y con la sola ayuda de un compañero de universidad, nuestro amigo contó con un sistema operando y en tan buenas condiciones que PAGÓ mas de lo que le cobré. Lo interesante de todo esto es que operaron con ese computador por varios años, y cuando definitivamente ya no daba mas (amén de que comenzaron a desaparecer los diskettes Hard sectored), me volvieron a llamar para hacer todo de nuevo, y luego otra vez y otra vez. Fui testigo de las mayores mutaciones que un mismo sistema puede tener ya que de Basic pasamos a Pascal a Cobol y finalmente a un AS/400 con servicio en todas las oficinas y pantallas para muchos funcionarios. Lo mas rescatable de este desafío para mi sin duda fue el hecho de que nuestro amigo me entregó la confianza para que lo resolviera absolutamente todo, tarea que creo haber cumplido a cabalidad.

miércoles, 13 de enero de 2010

Tecnología: Una pura casualidad



Haciendo un alto en la vida casi al completar medio siglo de existencia, me puse a divagar acerca de porqué estoy en lo que estoy y si las cosas pudieron haber sido diferentes. Con asombro me di cuenta que llegué prácticamente por una suma de casualidades a desempeñarme casi sin respiro en el campo de las tecnologías de la información pudiendo probablemente haber sido un destacado agricultor, médico, profesor, piloto u otros oficios de no haber sido, valga la redundancia, por casualidades. Lo que si me parece tener absoluta claridad es que las artes, las letras y el deporte competitivo no son ni serán mi especialidad no porque no me atraigan sino por el simple hecho de haber nacido con dos manos y brazos izquierdos…En fin, hagamos un poco de historia.

Tuve la “mala” suerte de nacer en el seno de una familia profesional del ámbito académico donde ambos progenitores trabajaban en la “Universidad”. Por un lado un padre dedicado a la Química Orgánica y por otro una madre apasionada por los “Cromosomas” y la Genética en general. Hoy me pregunto: ¿Que habría sido de mí de haber nacido en una familia ligada al comercio u otra ligada al ámbito empresarial? La verdad no tengo ni la menor idea pero capaz que el resultado final fuera el mismo, quien sabe.

Por supuesto que el seno familiar es una gran marca, toda vez que no veo en mis recuerdos haber tenido mas claridad que mi paso natural al salir del colegio era la universidad. Si tal vez tuve una sola duda fue que en algún momento estuve indeciso entre la academia o el de ser un “Piloto de Guerra” ya que hasta el día de hoy el tema de la aeronáutica me atrae muchísimo. Sinó me incliné por ingresar a la FACH, que era prácticamente la única opción para llegar a piloto de máquinas espectaculares, respondió a factores puramente ambientales y a una real falta de ganas de pasar por el tedio, para mí en esos entonces, de una formación militar con todo lo que eso acarreaba. Bueno, mi entrada a la “Universidad”, la USM, al área de ingeniería fue básicamente por no haber dado la prueba de biología, ya que sabía que sería un estrepitoso fracaso dada mi formación tremendamente orientada al área técnica ya que mis últimos años de colegio los realicé en una escuela experimental, donde las tuercas y los números valían 10 mientras las artes y las plantas valían 2 por no decir casi nada.

Durante el primer semestre universitario todos los 600 alumnos que ingresamos estudiábamos lo mismo, es decir nada práctico sino solo números y payasadas que se englobaban en lo que se llamaba “Plan Común”, plan que incluía cátedras de matemáticas, física, química, algún taller electivo y como no, educación física. De “Ingeniería” ni las luces, por lo que al cabo de 4 meses de clases uno había aprendido solo “las bases” para seguir aprendiendo. Antes de comenzar el segundo semestre había que elegir una especialidad, donde lo único que tenía claro es que la química no iba conmigo dado que en el último certamen con suerte me pusieron una nota, ya que en la práctica había contestado solo algo mas que mi nombre. Con todas las especialidades a mi alcance, tenía que elegir una, y aunque parezca increíble, elegí “Sistemas de Información” simplemente porque me atrajeron las máquinas perfo-verificadoras y el imponente IBM 370-125 con sus periféricos estrambóticos. Como pueden apreciar, una decisión sumamente informada y científica. De ahí en adelante casi toda mi carrera ha tenido momentos similares, donde grandes decisiones se basaban en hechos de una subjetividad sin par que me llevaron del mundo de construcción de aplicaciones en ambientes transaccionales, pasando por la administración de bases de datos a manejo de infraestructura, redes de cajeros automáticos, desarrollo de aplicaciones de alta complejidad como interfaces entre dispositivos, monitoreos de alarmas, aplicaciones distribuidas con soporte remoto de las mismas, inteligencia de negocios, etc., etc., donde la única “pieza” común entre cada una de ellas es el involucramiento personal a nivel de detalle que me permite decir hoy, con un grado de confianza bastante alto, que tengo vasta experiencia en un sinnúmero de subespecialidades del mundo de las TI. En la actualidad, de todo lo anterior rescato que al parecer mi elección, aunque basada en un hecho muy subjetivo, fue mas que correcta, toda vez que hasta la fecha me apasiona hacer lo que hago y sobre todo aun siento que soy un excelente aporte a cualquier proyecto tecnológico aun cuando sea un tema esencialmente nuevo.